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domingo, 5 de octubre de 2014

Actividad # 3

La actividad a desarrollar es la lectura de una fábula (El ciervo herido) donde primeramente el estudiante responderá algunos interrogantes de conocimientos previos como los siguientes:
¿Qué tipo de narraciones has leído?
¿Has escuchado alguna vez alguna narraciones donde los animales hayan sido los protagonistas?
¿Puedes mencionar algunas?   ¿Qué enseñanza te  dejó?

 Leerán la siguiente fábula y posteriormente responderán algunos interrogantes para medir el nivel  de comprensión e interpretación de texto. Los estudiantes serán los actores en el conversatorio y socialización de esta guía de trabajo. 
EL CIERVO HERIDO

En lo más profundo del sombrío bosque y sintiéndose a salvo, tras un espeso matorral de zarzas yacía un ciervo. Lo había herido un cazador y, después de internarse en el bosque, se instaló sobre una tupida capa de tierna hierba, para reponerse. Pero un conejo descubrió su escondite y, como le inspiraba piedad, lo visitó a menudo. Hasta habló a los demás habitantes del bosque, del ciervo tendido en la tierna hierba... herido y solitario. Y por eso, cada día acudían a visitarlo más y más amigos.
Esto era delicioso, porque el ciervo era muy sociable y gustaba de ver a sus amistades del bosque. Pero, por desgracia, sólo venían a verlo los amantes de la hierba tierna. Por fin, se acabó el alimento del ciervo, ya que los mordisqueantes conejos y la hambrienta cabra habían devorado toda la hierba que había al alcance del ciervo herido.
Mientras el pobre animal yacía sobre el pelado suelo, muriéndose de hambre, pasó casualmente el granjero y oyó sus gemidos. Separó las zarzas y halló al hambriento animal estirado sobre su lecho.
—Qué te pasa, pobrecito? —le preguntó.
—¡Tengo hambre! —replicó el ciervo—. Los amigos que vinieron a expresarme su condolencia se han comido todo mi alimento.
 —Así suele ocurrir! —exclamó el granjero—. Ten siempre cuidado con los amigos cuyo afecto está ubicado en el estómago.
Y fue en busca de varias brazadas de la más flema hierba del bosque y se la trajo a su amigo.
—Come hasta hartarte y cúrate —le dijo.
No hay que fiarse de quienes frecuentan a sus amigos por algún interés material.
 
 
 
 








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