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domingo, 5 de octubre de 2014

Actividad # 5

La actividad está conformada por la lectura de un cuento. Antes de leer el texto deberá responder las preguntas de conocimientos previos. Posteriormente una vez realizada la lectura responderá la guía de trabajo que se encuentra al final.

Leo y me divierto
Al escuchar historias y relatos, tu mente traduce en imágenes  los sucesos de la narración, recreándolos a tu gusto
Antes de iniciar la lectura, responde:
·       ¿Crees que los capitanes de barco tienen muchas historias  para contar?

·         ¿Te gustaría escuchar una que un capitán loco le contó a una niña de  nueve años que, a propósito, era su mejor amiga? 
LA BRUJA DESARMADA

El capitán loco no era cualquier capitán. Era oceanógrafo,  es decir un estudioso de la vida marina. Socaire tenía nueve años y era  su mejor amiga; jugaban rayuela, bailaban con platos sobre  la cabeza y tenían largas sesiones de... cuentería.
—Hoy es 31 de octubre y la luna está llena —dijo esa noche el capitán y continuó—. ¿Quieres que te cuente un cuento de brujas?
—Sí —contestó Socaire—.¡Sí! ¡Sí!
—Bueno, pues ahí va —dijo el capitán, y acomodándose, inició un  terrorífico relato.
“Erase una vez una niña llamada María Clara. Vivía en el bosque y tenía como mejor amiga a una brujita buena que conocía a todos los habitantes y  todos los secretos de la región.
Un día, volando juntas en la escoba de la brujita, a la hora en que el manto de la noche comienza a cubrirlo todo de oscuridad, llamó su atención  una risa macabra, terrorífica, pavorosa. Provenía de una casita ubicada del lugar donde estaban. Allí vivía Ana Gabriela, una amiga de la brujita. María Clara y su amiga descendieron suavemente, evitando ser  vistas.  La brujita sabía que algo raro ocurría. Esa risa no era de Gabriela. La casa estaba habitada solamente por ella y su bebé, lo que significaba que alguna criatura extraña andaba por ahí y no con muy buenas intenciones.
Se acercaron sigilosamente, atisbaron por la ventana de la salita, nada por la de la habitación, nada; por la de la cocina, nada; pero cuando María Clara, subida en los hombros de la brujita se asomó por la ventana del baño se le pusieron los pelos de punta.
— ¡Brujita! ¡Brujita! Una criatura horrorosa está detrás de tu amiga. Ella no se ha dado cuenta; se está bañando y tiene al bebé acomodado en una sillita. Es horrible, ¿qué hacemos?
La brujita se subió en los hombros de María Clara y observó. Se quedo tiesa, paralizada.
Nada podemos hacer, amiga, nada. Es Dévora, la más malvada  y poderosa de todas las brujas. Es hija de Maltemor, el padre del miedo. Su corazón está hecho de envidia  y odia la felicidad.
Gabriela era muy hermosa; sin duda, la envidia era la causa de que Dévora estuviera allí para causarle daño a ella  y a su bebé. Mamá e hijo salieron del baño y ella colocó al bebé en su sillita junto a la  ventana y se sentó en su peinador frente al espejo a  cepillarse el cabello. Desde donde estaban, María Clara y la brujita  vieron claramente la imagen de Gabriela en  el espejo, pero no la de la bruja que se acercaba sin que ella se diera  cuenta. Los seres malignos no se reflejan en los espejos
Dévora  emitió un:¡ pssst! Gabriela se dio vuelta y, al verla, quedó petrificada. La bruja le quitó el cepillo y comenzó a peinarla lentamente. A cada paso del cepillo, Gabriela se iba convirtiendo en  un alga, sin poder hacer nada, ni siquiera moverse. Luego, se dio vuelta y se dirigió hacia el bebé. Al verla de frente, a nuestras amigas se les congeló hasta la última gota de sangre. Levantó sus horribles manos,  como las garras de un dragón pero, de pronto, sin saber cómo, quedó congelada. El bebé comenzó a sonreírle con una inmensa ternura, como si tuviera ante la más hermosa de las hadas. El amor que irradiaba aquella pequeña criatura la inundó de tal manera que, por primera vez, en sus quinientos años de edad, dos lágrimas rodaron por sus mejillas.
Al caer estas al piso, Gabriela recuperó su figura y el aire se desocupó de miedo.  La bruja, totalmente confundida, tomó su saco repleto de miedos  y salió volando por la chimenea.
María Clara y la brujita saltaron de alegría. Entraron a la casa, se abrazaron con Gabriela y todos, bebé, mamá, brujita y María Clara, celebraron felices con compota de manzana”.
Socaire estaba aterrada, pero a la vez contenta. El capitán concluyó:
—Y así termina este cuento... ¿Sabes? Me acordé de otro que me contaron unos amigos; se llama Los héroes que vencieron todo menos el miedo, ¿te lo cuento?




Competencia propositiva




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